lunes, 10 de septiembre de 2012

LA CIUDAD SUBTERRANEA (BOCETOS LITERARIOS)

             El se movía perfectamente entre los caminos de la ciudad subterránea. Sus habitantes lo ignoraban, y confundían con uno de ellos, pese a sus notables diferencias. Su piel aun era clara, y sus ojos aun brillaban, pero en algunas partes de su cuerpo ya comenzaban a verse los síntomas de cambio, que el ocultaba bajo su harapienta gabardina y ropajes oscuros. El caminaba en silencio, entre los susurros de esas extrañas criaturas de aquel lugar que no parecía existir salvo para unos pocos desgraciados. Caminando entre ellas, como uno mas, usándolo en su provecho. ¿No era lógico que el se decidiera a presentarse como "El caminante"?
            Tras dejar el paquete, el volvió a su casa. Una vez allí se desembarazo de todos sus ropajes, y se observo minuciosamente delante del espejo. Aquel estudio de el mismo se había convertido en una ritual después de cada trabajo. Miraba cada parte de su cuerpo, buscando si se había producido algún cambio mas. Los fragmentos oscuros en su piel seguían sin cambios, y cuando los observaba detallad amente casi parecían latir. No, latir no. Era casi como el tic tac de un reloj que indicaba una macabra cuenta atrás. Entonces reparo en su propio ojo, y en el iris encontró una mancha. Esto era importante. Los cambios en los ojos eran un paso mas decisivo a la transformación.
Hurgo en los bolsillos de su gabardina y cogió un frasco con las drogas que había obtenido en este ultimo trabajo. No es que el fuera el genio que había descubierto la milagrosa cura para impedir el cambio, solo era un pobre diablo que encontró la forma de frenar  el reloj un poco mas.
Se sentó en el sofá, con música, algo tranquilo, e introdujo el ácido en su boca. Esto era ya parte de su rutina de supervivencia. También lo eran los momentos pensativos y de reflexión mientras la droga comenzaba a hacer efecto. Esta vez se pregunto si todo esto empezó por los actos de alguien. Quizás si pudiera encontrar un culpable esto tendría algún sentido ¿seria por una mujer?. Pero parte del proceso era el olvido. Además el ya era incapaz de odiar. No era extraño. El estaba perdiendo sentimientos y el odio era el mas fácil de desechar, después de todo ¿por que no librarse de un sentimiento tan despreciable?. Si, estaba claro que el cambio empezó cuando decidió que no quería seguir odiando...
 
           Súbitamente empezó a ver colores intensos y las formas de los muebles de la habitación comenzaron a desdibujarse, indicando así que empezaba a estar colocado. El tiempo cambiaba en estos instantes, nunca sabia si pasaban segundos,horas o minutos.
Al levantarse de sus viajes de drogas siempre había una constante mas. Un cuaderno de notas y un bolígrafo delante. Sabe que escribe bajo los efectos del LSD pero hasta ahora no encontró el valor de ver que lo hay ahí dentro plasmado. Se decía
a si mismo que seguramente ni siquiera entendería lo que estaba escrito. Además le daba miedo ¿seria de descubrir lo mucho que esta perdiendo?¿ o era un terror mas banal debido a la creciente adicción a las drogas?
 
           A veces paseaba sin rumbo y sin objetivos por la ciudad subterránea. Al fin y al cabo en este estado le gustaba estar tranquilo y en silencio, y aquel era un lugar perfecto para ello. Solía quedarse mirando a las criaturas, tan aterradoras a primera vista, pero tan entrañables cuando las miraba de cerca. Jugaba en su mente, construyéndoles historias sobre que habían sido antes de convertirse en esos seres. Se preguntaba si habría alguna similitud entre sus historias. Quizás si encontrara el nexo en común encontraría una cura. Era curioso como la esperanza era uno de los sentimientos mas difícil de desarraigar de su ser. ¿seria parte del instinto de supervivencia programado en los seres humanos?¿el creer que pasara lo que pasara siempre había solución ayudaria a sobrevivir?. Musito una sonrisa triste para si mientras una de las criaturas se le acercaba y le olisqueaba. Curiosamente se comporto como un gato que pedía caricias y el se las dio encantado. Pero de repente vio pasar un perro que se debió meter en la ciudad por accidente y en un instante el animal ya estaba rodeado por las criaturas, entre ellas la que hace un momento estaba dejandose acariciar, y comenzo a ser despezado cruelmente,no, perdón. Esas criaturas no tenían ni crueldad. Solo lo parecería...
 
        Antes de regresar a su casa decidió comprobar su buzón de trabajo. Era un hueco debajo de una piedra de un parque, donde los que le contrataban dejaban lo que tuviera que llevar o instrucciones con donde debía recogerlo y a donde debía llevarlo, mas el pago por adelantado. Ya tenia la suficiente reputación de profesionalidad para poder permitirse el lujo de cobrar anticipadametne sus servicios.
      Miro que nadie estuviera observando y levanto la piedra. Un paquete pequeño y una nota. Taquilla 32 de la estación de tren. Lo cogió y volvió a su solitaria ciudad sombría. Con sus gafas de sol siempre, ya que al salir de esos lúgubres caminos la luz era de lo mas cegadora.
 
     Le encantaba la estación de tren, siempre rebosaba vida e historias. Quizás antes de todo esto el disfrutaba de viajar. Ya no lo sabía. Dejo el paquete sin problemas en la taquilla. Ultimamente ni siquiera tenia que preocuparse por la policía. La crisis hacia que fuera mucho mas fácil sobornarlos para que hicieran la vista gordo. Claro que eso le preocupaba, si tan fácil era llevar los paquetes ¿que necesidad habría de sus servicios?.
 
    Entonces reparo en una chica que se bajo del tren. Reparo principalmente porque tropezó y se cayó al suelo. La ayudo a levantarse, ya que la compasión era también un sentimiento fuerte y eso le ayudaria a mantenerse así.  La chica le dio las gracias timidamente, no parecía muy sociable. En cuanto estuvo de pie, el caminante se giro y emprendió el camino a su casa por "la ciudad"

  Tras unos pocos pasos el oye un sonido. Se giro y a lo lejos la vio a ella. No podía ser, ¿por que lo siguió?. Corrió como nunca, esperando que no hubiera ninguna criatura cerca y poder sacarla viva de allí. Pero no fue así, noto los pasos pesados de varias de ellas, corriendo donde ella...

Pero entonces, ahí fue su sorpresa. Las criaturas se comportaron como gatos dejandose acariciar. ¿Era ella como el?

 Se acerco y aparto a los seres sombríos para que se alejaran. Ella estaba en shock. La agarro fuerte, sujetandola por la cabeza y le abrió los ojos. 

Se asusto, estaban llenos de manchas oscuras. Ella estaba en una fase avanzada del proceso y quizás era cuestión de minutos que se transformara.

  Entonces no sabe porque la agarro aun mas fuerte y la beso. No recordaba como se hacía. Debió ser el peor beso del mundo pero el lo intento con todo su ser. Sin cerrar los ojos. Y mirando los de ella, como algunas de las manchas desaparecían. Finalmente ella se desmayo y el caminante la cargo como pudo hasta su casa.

Allí la tumbo en la cama y la zarandeo.
-Despierta, necesitas estar consciente para esto.
Rompió una de las ampollas y ella trago la droga. Estaba asustada y confusa, pero entro en "viaje" rápidamente. El se quedo a su lado, agarrando sus manos, que eran preciosas y delicadas, asegurándose de que entendía lo que estaba pasando.

  Se durmió después de que la droga dejara de hacer efecto. El se reviso en el espejo, asustado. Tenia mas manchas oscuras en su cuerpo. Pero a la vez se sentía bien. Hacia tiempo que no se sentía así y quería ponerle nombre ¿calidez? ¿como se llamaba esa sensación?
 
No lo tenia claro, pero de alguna forma comprendio que su vida acababa de cambiar...

 
 
      
 
 
 

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